Dicen que nuestros mejores recuerdos quedan guardados en nuestra memoria. Sin embargo, el Pastel Imperial es uno de los dulces obsequios más populares que los visitantes se llevan a casa desde Viena.
Cuenta la leyenda que un aprendiz de cocina creó el Pastel Imperial en honor al emperador Francisco José I con motivo de la inauguración del hotel en 1873. Este evento marcó el nacimiento del magnífico Pastel Imperial. El joven ayudante de cocina Xavier Loibner guardó la receta con su vida y desde entonces ha sido un secreto. El disfrute del pastel por parte de la gente sigue siendo tan exquisito hoy como lo era en 1873: un delicioso glaseado de chocolate, un aroma ligeramente ácido de almendras y la fusión de crema de chocolate y mazapán se combinan para crear la composición perfecta. Esta especialidad es única en su clase: cada porción te transporta a la Viena imperial de 1873.
Hecho a mano en el Hotel Imperial y luego empaquetado cuidadosamente, el Pastel Imperial viaja por todo el mundo.